Quizá te hayas percatado de cómo ha cambiado la piel de tu ser querido a lo largo de los años. Con el paso del tiempo, nuestra piel pierde grasa de forma natural y ya no es tan suave como antes. Se vuelve más fina y frágil. Los arañazos, los cortes y los golpes tardan más en curar.
Existen varios factores que pueden dañar la piel a largo plazo:
- estado de salud
- fumar
- sequedad en el aire
- no beber suficiente cantidad de líquido
- estrés
- años de tomar el sol
- los cambios en el estado de la piel también pueden deberse a una mala alimentación
Además, cuando envejece, la piel produce menos cantidad de sus aceites naturales protectores. Esto puede provocar arrugas, sequedad y manchas de la edad.
Todos estos factores hacen que la piel de una persona mayor sea más propensa a sufrir daños. De ahí que debas proteger lo máximo posible la piel de tu ser querido frente a la incontinencia. Si no se controla, la orina o las heces pueden dañarla. Las zonas que más protección necesitan son cerca de las caderas, los genitales y entre la pelvis y el ano (piel de la zona perineal).