Ese “michelín” no ha surgido de la noche a la mañana, ¿verdad? Alcohol (no se llama barriga cervecera por casualidad), fritos y comida basura han hecho su parte. Sabemos que será difícil, pero:
- Huye de los hidratos de carbono que vienen de las harinas blancas o refinadas (como el pan o la pasta) y de ciertos cereales: si vas a tomar arroz, que sea integral.
- Aumenta la ingesta de proteínas presentes en las carnes magras, el pescado o los huevos. Te sentirás saciado durante más tiempo y mantendrás la musculatura, perdiendo grasa.
- Come más verduras, frutas y hortalizas, aunque no valen todas: plátanos (por su alto contenido en azúcar) y patatas (por los hidratos de carbono) no deberían estar en tu dieta.
- Si tu objetivo, además de librarte de la “barriguita”, es perder peso, consulta con un médico el régimen más adecuado a tu edad y estilo de vida. Has de crear un déficit calórico, ingerir menos calorías de las que gastas, para ver cómo bajan los kilos en la báscula. ¿Qué tal llevar un diario de los alimentos que tomas para controlar las cantidades?
- Evita los lácteos o, al menos, limita su consumo a los bajos en grasas.
- Seguro que ya te lo imaginabas, pero el alcohol, el azúcar y las salsas están prohibidos.
- Bebe agua o infusiones (sin endulzar, claro) y huye de los zumos (por su exceso de azúcar, presente en la fruta).