Las UTI pueden afectar a personas de cualquier edad, pero ciertos grupos corren mayor riesgo.
El motivo principal por el que las mujeres son más propensas a contraer una UTI tiene que ver con la anatomía femenina. La uretra es más corta que la de un hombre y está más cerca del ano, lugar desde el cual las bacterias pueden invadir el tracto urinario. Además, los niveles de estrógeno disminuyen con la edad en las mujeres. Esto puede provocar que las paredes del tracto urinario se vuelvan más finas y secas. La membrana mucosa protectora, o mucosa, también pierde acidez, reduciendo así su capacidad para combatir las infecciones. De ahí que se recomiende un tratamiento hormonal con estrógeno para prevenir las UTI.
Otro grupo que está en riesgo de contraer una UTI son las personas mayores, gente con diabetes mellitus, personas con una sonda permanente, así como residentes y pacientes.
Además, la incapacidad para vaciar la vejiga adecuadamente puede aumentar el riesgo de contraer una UTI dado que las bacterias pueden proliferar en la orina restante. Algunas de las causas para que se produzca la orina residual son el estreñimiento, una obstrucción del flujo de salida provocada por una próstata agrandada o el prolapso, daños en la médula espinal y daños neurológicos que interfieran en la función normal del tracto urinario.