Demencia e incontinencia

Más del 60 % de los residentes de instituciones padecen demencia en mayor o menor grado y, si bien la demencia es cada vez más frecuente debido al envejecimiento de la población, no es una consecuencia normal de la vejez.

¿Qué es la demencia?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la demencia como un estado permanente adquirido del deterioro de la memoria y otras funciones cognitivas, que ha persistido como mínimo durante seis meses y que afecta al trabajo, las actividades sociales y, a la larga, a la capacidad para llevar una vida independiente.

Tipos y causas de la demencia

La demencia es un término genérico que se utiliza para describir los diferentes síntomas que se manifiestan cuando una enfermedad afecta al cerebro. Más de la mitad de las personas con demencia sufren la enfermedad del Alzheimer, seguida de la demencia vascular, demencia con cuerpos de Lewy, demencia de la enfermedad de Parkinson y la demencia frontotemporal.

La vejez, la diabetes, los problemas cardíacos y los genes son factores que aumentan el riesgo. Además, las mujeres son más propensas a sufrir demencia que los hombres. A fin de reducir los riesgos, anime a los residentes a llevar un estilo de vida sano y activo, participar en actividades sociales y seguir una rutina para dormir bien.

Las tres fases de la demencia

Los síntomas de la demencia varían según el tipo, la parte del cerebro que esté afectada y la persona. Dichos síntomas pueden incluir problemas en las funciones cognitivas, la orientación, la compresión, el cálculo, la capacidad de aprendizaje, el lenguaje y el juicio. La demencia progresa con el tiempo y se clasifica en las tres fases siguientes.

Demencia-fase-temprana

Fase temprana: 
Estado de ánimo variable, pequeños cambios de conducta y pérdida de memoria. Estos síntomas no suelen estar claros y pueden confundirse con aquellos asociados a la vejez.

Demencia-fase-media

Fase media: 
Muy olvidadizo, capacidad de comunicación mermada, dificultad para realizar tareas cotidianas.

Demencia-fase-avanzada

Fase avanzada: 
Dependen de otras personas para su cuidado, no son conscientes del tiempo ni del lugar y son incapaces de reconocer a sus seres queridos y objetos familiares.

Síntomas psicológicos y de comportamiento propios de la demencia

A las personas que padecen demencia les resulta cada vez más difícil comunicar sus necesidades y comprender el mundo, lo que puede ocasionar que sean reticentes a recibir cuidados. De hecho, el 90 % de la gente con demencia experimentará síntomas psicológicos y de comportamiento denominados BPSD (por sus siglas en inglés). Entre ellos se incluyen ansiedad, apatía, desasosiego, paranoia, alucinaciones y una conducta reaccionaria.

Los BPSD pueden deberse a diferentes factores, tanto físicos como psicológicos. El dolor, el estreñimiento, el picor, la falta de sueño y de privacidad, así como un entorno estresante, pueden provocar estos síntomas. Dado que los BPSD afectan en gran medida a la calidad de vida, es importante descubrir cuáles son los desencadenantes. A pesar de que no existen tratamientos médicos efectivos para los BPSD causados por problemas psicológicos, es posible prevenir y gestionar los síntomas a través de la música, los masajes, un estilo de vida activo y actividades al aire libre. También es conveniente potenciar el entorno y las situaciones en las que el residente se siente bien.

Cuidado centrado en las personas

En lo que se refiere al cuidado de la salud, cada persona es única y debe ser tratada de forma individual. A la hora de cuidar de alguien que sufre demencia es importante tratarle con dignidad, compasión y respeto con el fin de ayudarle a desarrollar sus puntos fuertes y capacidades, conseguir que viva de manera independiente y proteger su identidad el mayor tiempo posible.

Así que, dedique tiempo a conocer al residente, hable con sus familiares y haga que la persona participe en su propio cuidado. Participar en actividades puede ayudar a evitar la frustración y un comportamiento problemático de los residentes. También es conveniente decir y hacer cada cosa a su tiempo, tener paciencia y esperar las respuestas.

Demencia y el cuidado de la incontinencia

La demencia puede causar incontinencia de diferentes maneras. En las primeras fases de la incontinencia puede deberse a la dificultad para llegar al baño a tiempo por varios motivos. Esto se puede evitar empleando diferentes estrategias, por ejemplo, usando prendas que sean fáciles de quitar y poner, ofreciendo ayuda para ir al baño, mejorando la visibilidad de la puerta del aseo o colocando un asiento para el inodoro de un color llamativo. Las ayudas para la movilidad, como un asiento elevador de inodoro, también pueden servir de ayuda.

La prevalencia de la incontinencia aumenta a medida que la demencia progresa. Una estrategia de cuidado efectiva precisa de una evaluación de la incontinencia exhaustiva, así como de un plan de cuidados centrado en la persona, que incluya objetivos y actividades que apoyen su independencia, dignidad, comodidad y seguridad.

Cualquier persona puede sufrir incontinencia, así que infórmese acerca de los tipos y las causas en nuestra página sobre la incontinencia.

Productos para el cuidado de la incontinencia

TENA ofrece una amplia gama de ayudas y productos para la incontinencia. Desde TENA Pants, que favorecen la independencia y la capacidad de ir al baño solo, hasta productos que incluyen indicadores de humedad para asegurarse de que los protectores solo se cambien en caso necesario. Algunas personas que sufren demencia pueden tener miedo al agua, por lo que los productos que no necesitan aclarado, como las manoplas de higiene TENA Wash Gloves y los gorros TENA Shampoo Caps, mantienen la salud de la piel y la independencia, mientras que la crema TENA Skin Lotion ayuda a suavizar la piel seca y evita el picor, un desencadenante de los BPSD.

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