La historia de Paula

Paula y el secreto de su madre

“Descubrí que mi madre tenía a raíz de una caída. Ahora se siente aliviada  porque por fin, recibe la ayuda que se merece…”

“Cuando tenía 50 y pico años, mi madre era muy extrovertida. Le gustaba divertirse y mimar a mis hijos.
 
Pero, con el paso de los años, dejó de visitarnos con tanta frecuencia como antes. Y, cuando lo hacía, sus visitas duraban poco. No sabíamos qué estaba pasando. Mi hermano y yo pensábamos que el fallecimiento de mi padre había afectado al comportamiento de mi madre. Pero no estábamos seguros.
 
 Entonces, un día me llamaron por teléfono del hospital para decirme que mi madre había tropezado en una escalera y se había roto la pierna. Volvería a casa en unos días, pero tendría que quedarse con nosotros hasta que pudiera manejarse sola.
 
Mi madre me pidió que le trajera algunas cosas de casa, incluidas . Tardé un poco reaccionar porque sabía que su había terminado hacía tiempo. Se puso toda colorada por la vergüenza y me explicó que tenía “algunas pérdidas” de vez en cuando y necesitaba un poco de “relleno”. Admitió que ese era el motivo por el que nos visitaba con menos frecuencia.
 
Mi madre se quedó atónita cuando reí aliviada. Le dije que, al igual que muchas mujeres que habían tenido hijos, yo también tenía pérdidas cuando tosía o levantaba cosas pesadas. Ella había tenido tres hijos pero, aunque parezca extraño, era la primera vez que le pasaba. También le comenté que sería mucho mejor que utilizara productos para la incontinencia adecuados, ya que se sentiría mucho más segura y evitaría cualquier tipo de olor.
 
Vi cómo se tranquilizó. Creo que saber que alguien tan joven como yo, con 35 años, tiene incontinencia y no le da importancia supuso un gran alivio. Ahora reconoce que tendría que habérselo comentado a su médico (o incluso a mí) la primera vez que ocurrió, y no permitir que ambas nos preocupáramos innecesariamente durante meses.”