1. Fortalecer el suelo pélvico
Un suelo pélvico fuerte puede reducir el riesgo de sufrir incontinencia. Aquí (ENLACE) encontrarás algunos ejercicios sencillos que puedes hacer en casa para fortalecer los músculos del suelo pélvico. Mujeres de todas las edades nos comentan que hacer estos ejercicios durante unos minutos al día les ayuda mucho. Les hace sentirse seguras y con mayor control sobre sus cuerpos, ¡y eso siempre es bueno!
Si acabas de dar a luz, es conveniente que empieces a hacerlos acostada para evitar ejercer más presión sobre la zona pélvica. Pero, con el tiempo, podrás practicarlos en cualquier lugar. ¡Incluso cuando conduces, vas en autobús o en tu lugar de trabajo!
2. Tómate tu tiempo en el baño
¡Eso nos pasa a todos! A veces, con el estrés, puede resultar tentador acelerar nuestro paso por el baño. No es una buena idea dado que dejar una pequeña cantidad de orina en la vejiga aumenta el riesgo de contraer infecciones urinarias. Por eso hay que procurar vaciar la vejiga totalmente. Un buen truco es inclinarse en el asiento del inodoro. Es la postura del cuerpo más eficaz a la hora de vaciar la vejiga.
3. Procura espaciar las visitas al aseo
Durante las últimas fases del embarazo, la vejiga retiene menos orina porque el feto ocupa más espacio. Como es natural, tras el parto, tiene que volver a acostumbrarse a retener más cantidad.
Por norma general, se debe orinar entre cuatro y ocho veces al día o cada cuatro o seis horas. La vejiga tiene una capacidad media de aproximadamente 300-500 ml, así que, si orinas menos cantidad, procura espaciar las visitas al baño. Es una buena forma de aumentar la cantidad de orina que puede retener la vejiga y, al mismo tiempo, ejercitarás los músculos del suelo pélvico.
4. No intentes beber menos agua
Es la conclusión más lógica del mundo: orino muy a menudo, así que beberé menos agua. ¡No nos cansamos de recalcar lo erróneo de esta afirmación! Aunque tengas dificultades para controlar la vejiga, nunca reduzcas la cantidad de agua que bebes, sobre todo si estás dando el pecho. Reducir la ingesta de líquido puede causar deshidratación y provocar que la orina esté más concentrada. Esto puede irritar la vejiga y fomentar las ganas de ir al baño incluso cuando la vejiga no está llena. Así que mantente bien hidratada: beber agua ayuda a la digestión, evita el estreñimiento y mantiene la salud de la orina, lo cual reduce el riesgo de contraer infecciones de la vejiga o el tracto urinario.