Una mujer cansada bebe una taza de café en una mesa de comedor.

Hacer frente a las emociones que acompañan a la prestación de cuidados

Millones de personas cuidan de sus seres queridos. No hay una alegria igual, no hay un dolor igual, y al final no hay amor igual.

Casi 2 de cada 5 personas afirman que no saben dónde buscar ayuda al convertirse en cuidadores, y eso incluye el apoyo emocional.1

Es normal sentir una mezcla de emociones al cuidar de otra persona. Eso es así porque ejercer de cuidador puede ser extenuante a nivel físico y mental. No obstante, pese a todos los desafíos, es importante recordar que cuidar de alguien también puede ser muy gratificante.

Además de ofrecerle el mejor cuidado posible a tu ser querido, debes asegurarte de anteponer tu propio bienestar y felicidad. Si percibes que los cuidados se están volviendo demasiado exigentes para tu estado de ánimo y salud mental, quizás sea el momento de tomarse un descanso.

En este apartado, destacamos algunas de las emociones que pueden experimentar los cuidadores, además de ofrecer consejos y asesoramiento sobre cómo sobrellevarlas.

Cuatro sentimientos habituales de los cuidadores

1. Gestionar la frustración

Puede que seas un padre o una madre ocupado(a), que tienes que conciliar el cuidado de tu familia con la nueva responsabilidad de cuidar de un familiar mayor con demencia. No solo es complicado entender su nuevo comportamiento, sino que también puede ser frustrante asimilar que no es consciente de su condición.

Dado que tienes un vínculo cercano con la persona de la que cuidas, es normal que tu estado de ánimo también se vea afectado por esta situación. Es posible que en ocasiones sientas frustración al tener que repetir las mismas cosas, especialmente si esa persona se muestra olvidadiza.

Recuérdate a ti mismo que estás haciendo todo lo posible y que es normal experimentar emociones negativas. Si a veces caes en el pesimismo, intenta no culparte. Los dos estáis atravesando una situación totalmente nueva y es natural sentirse frustrado. Merece la pena reflexionar sobre tus sentimientos y procura analizar la situación con más objetividad, pensando en lo que podrías hacer para evitar las situaciones que causan reacciones negativas, para que te resulte más fácil responder con calma y de manera más controlada. Pide ayuda si la necesitas.

2. Sobrellevar la tristeza

Si eres una persona mayor que cuida de su pareja o alguien cercano, puede que te invadan sentimientos de tristeza o pena por las cosas que ya no podéis hacer juntos. De igual modo, si cuidas a una persona con demencia, quizá también te sientas triste porque ya no podéis compartir los recuerdos que teníais. Durante los cuidados, afloran muchas emociones y es fácil dejarse llevar por la tristeza por la persona que recibe los cuidados. Puede que a veces pierdas la esperanza o te sientas incluso desamparado, y es normal que llores de vez en cuando.

Como cuidador, el riesgo de sufrir depresión puede ser mayor, por eso es importante que cuides tu propia salud mental, además de la de tu ser querido. Recomendamos que busques la ayuda y el apoyo de otras personas: familiares, amigos, tu comunidad local con los servicios sociales públicos.

3. Gestionar la sensación de culpabilidad

La culpabilidad de los cuidadores puede manifestarse de muchas formas. Podría ser un sentimiento de culpabilidad por no haber hecho más para impedir que tu ser querido se pusiera enfermo, quizás por enfadarte o ser impaciente con esa persona, o por pasar un buen rato con los amigos.

En momentos como este, debes aprender a perdonarte. Todos somos humanos y, aunque tengas mucha energía, no puedes hacer todo tú solo. Intenta aceptar que las cosas que salen mal están fuera de tu control y permítete no ser perfecto. Todos necesitamos tiempo para nosotros mismos y, si te sientes abrumado por tu labor de cuidador, es importante tomarse un descanso para que puedas reponer energías y seguir ofreciendo a tu ser querido el mejor cuidado posible. No hay nada de malo en anteponer tus propias necesidades, tanto como las de la persona de la que cuidas.

4. Superar el sentimiento de vergüenza

Si cuidas de alguien que necesita mucha asistencia, habrá momentos en los que te sientas incómodo, como, por ejemplo, al ayudar a tu ser querido con su higiene o a que se vista. Los hábitos de aseo son una cuestión personal, pero puedes hacer muchas cosas para que la situación resulte más fácil para ambos.

Puede que le incomode decir cuándo tiene que ir al baño, o quizás no comprenda las señales de la vejiga. Estate pendiente si parece que necesita ir al aseo y que le ayudes. Anímale de manera positiva y digna, para fomentar la confianza, y estrechar el vínculo que os une, para que se sienta más relajado.

Si tu ser querido puede moverse con independencia, quizás solo necesite de ti un poco de ayuda. En caso de que tengas que proporcionar un mayor nivel de asistencia, asegúrate de mantener su dignidad y privacidad cuando tengas que cambiar el producto absorbente. Por suerte, TENA ofrece multitud de consejos para gestionar la y la higiene íntima de otra persona. Consulta nuestra guía de higiene.

Saber cuándo pedir ayuda

Al cuidar de un ser querido, es importante saber cuándo pedir ayuda. Si quieres ofrecerle el mejor cuidado posible, busca la ayuda de otras personas que te releven, gente que se pueda hacer cargo de tus responsabilidades cuando estás cansado o no estés disponible. Podrían echarte una mano para hacer la compra o simplemente encargarse de la limpieza o ir a las visitas médicas. Compartir tu labor de cuidador con familiares y amigos es una buena forma de impedir que la carga sea apabullante.

Si puedes, buscar ayuda profesional puede marcar la diferencia. Por ejemplo, plantéate contratar:

  • un enfermero para que te ayude en casa
  • una empresa que te traiga la comida a casa
  • un asistente interno que te ayude con las tareas

Si no es posible, prueba a conseguir asistencia social de la administración local. Otra buena forma de cuidar tu bienestar emocional es estar en contacto con comunidades o grupos de apoyo para la prestación de cuidados, así como instituciones médicas u organizaciones locales. Hay muchos otros cuidadores en el mundo que están pasando por los mismos desafíos y emociones que tú.

Descubre más contenido que te puede interesar

Bibliografía

1) Estudio global de TENA sobre las actitudes y el conocimiento de los cuidados familiares en la población general. Julio 2022 Polonia, Canadá, Francia, Reino Unido, EE. UU. Cada país entrevistó a más de 1000 hombres y mujeres mayores de edad.