Cambio en la relación

Los cambios forman parte de la vida

Como es lógico, cuidar de alguien afecta a la relación que tienes con esa persona. Os relacionáis de nuevas formas, os veis con otros ojos y sentís emociones desconocidas, en ocasiones divertidas o incluso entrañables. 
 
Mantén una actitud positiva hacia los cambios, con una mentalidad abierta, y puede que te sorprendas. Tu relación puede volverse más sólida y más satisfactoria.
 
Lee a continuación sobre los dos tipos de relación más frecuentes y sigue estos consejos prácticos sobre cómo afrontar los cambios que te esperan.

Parejas

¿La persona de la que cuidas es tu pareja? Si es así, es probable que viváis juntos y que tengáis un fuerte vínculo emocional. Eso es bueno, puede facilitar tu labor de cuidador y hacer que sea menos estresante. Dado que ya os conocéis muy bien, es probable que no haya inhibiciones entre vosotros, y eso también es positivo. 
 
Pero debes tener cuidado, ya que las relaciones estrechas pueden provocar sentimientos intensos. Si vuestra relación está demasiado enfocada en la otra persona y te molesta, coméntalo con tu pareja. Intenta encontrar espacio para tus propias necesidades. Si le demuestras tu amor a tu pareja, tu labor de cuidador te parecerá muy gratificante.

Padres

Al igual que muchas personas, es probable que tengas que cuidar de tu padre o tu madre ancianos de manera habitual. Considéralo una magnífica oportunidad de mostrar a tu padre o a tu madre lo mucho que le quieres.
 
Puede que a ambos os cueste aceptar el cambio de papeles. Es posible que lo consideres antinatural, problemático o incluso embarazoso. Será mejor que te prepares para esos momentos incómodos cuando tengas que asearle o vestirle. 
 
Una actitud positiva te ayudará a superar estas dificultades. Con el tiempo, te acostumbrarás a la situación. Descubrirás que tus miedos no eran para tanto. Al fin al cabo, solo quieres ofrecerle a tu progenitor el máximo cariño y cuidado.

Recibir ayuda

Todos somos diferentes, y nuestra situación como cuidador también. Pese a todo, hay una norma que se aplica a todo tipo de relaciones a la hora de prestar cuidados: si tienes sentimientos negativos, coméntalos. En ocasiones, es suficiente con hablar las cosas y buscar soluciones con la persona de la que cuidas. En otras, es mejor pedir ayuda a amigos, otros cuidadores o a un especialista.