Cuando los músculos del suelo pélvico no funcionan como deben, pueden ocurrir varios problemas. Uno de los más frecuentes es el relacionado con la vejiga: fugas accidentales, incontinencia, necesidad de ir rápido al baño, acudir con demasiada frecuencia, despertarse por la noche para orinar, dificultad con el flujo de orina o goteo, etc.
También están los problemas intestinales, la necesidad de tener que esforzarse para vaciar los intestinos, y el dolor pélvico, que puede llegar hasta hacerse crónico. Puede aparecer dolor en el ano, testículos o pene, dolor al sentarse y dolor al eyacular, tener una erección en el momento del orgasmo.
La disfunción eréctil es otro problema claramente asociado a anomalías en el funcionamiento del suelo pélvico y se manifiesta con cosas como dificultades en la erección o eyaculación precoz.