Gatillazo: ¿cuándo es un problema?

La mayoría de los hombres, en algún momento de su vida, sufrirá algún episodio de disfunción eréctil, conocida comúnmente como “gatillazo”. Si ocurre de forma esporádica, no hay por qué preocuparse. Pero, ¿qué sucede cuando se repite? ¿Cuál es la solución? ¿Cómo puede prevenirse?

Los tabúes han construido falsos mitos alrededor del “gatillazo”, un trastorno que afecta a casi todos los hombres en algún momento de su vida. Sin embargo, son muy pocos los que se atreven a hablar sobre la disfunción eréctil, la incapacidad de lograr o mantener una erección para completar una relación sexual satisfactoria.

Si esto ocurre de manera puntual, no debe preocuparnos. Son muchos los factores que pueden provocar estos episodios esporádicos, pero lo importante es no obsesionarnos, con el fin de que no se repitan: sólo se considera patología cuando los síntomas persisten durante más de seis meses o se produce un fallo cada cuatro relaciones sexuales. En ese caso, lo importante es acudir al especialista cuanto antes: él determinará las causas de las pérdidas de erección (un problema que afecta a más de 1,5 millones de hombres en España) e indicará el procedimiento que las solucione.

Las causas de la disfunción eréctil

Varios motivos, físicos y psicológicos, pueden originar un “gatillazo”: hay que identificarlos para establecer el tratamiento más adecuado:

-Causas psicológicas: sólo son “culpables” de la disfunción eréctil en uno de cada diez casos. En estas ocasiones, el pene no presenta alteraciones físicas: hablamos de problemas como la ansiedad (provocada, en muchos casos, por el miedo a no conseguir una erección), la depresión, las contrariedades con la pareja o el estrés.

-Causas vasculares: están entre los motivos más habituales de la disfunción eréctil. El pene no acumula la sangre necesaria para que se dé una erección, debido a factores como la diabetes, la hipertensión arterial, el colesterol, el sedentarismo, la obesidad y el consumo habitual de alcohol o tabaco. Debemos prestar mucha atención a estos síntomas, pues un estudio realizado por especialistas en urología y cardiología relaciona la disfunción eréctil de origen vascular con la probabilidad de sufrir un evento coronario (un infarto de miocardio, por ejemplo).

-Causas neurológicas: la transmisión de mensajes del cerebro al pene se interrumpe debido a una lesión en los nervios implicados en dicha transferencia. Esto puede estar originado por daños en la médula espinal, esclerosis múltiple o ciertas intervenciones quirúrgicas en la pelvis.

-Causas hormonales: son poco frecuentes; generalmente, se deben a una falta de hormonas sexuales masculinas.

-Causas farmacológicas: ciertos medicamentos (entre ellos, los que tratan la hipertensión, las enfermedades cardiacas y algunos trastornos psiquiátricos) pueden tener efectos secundarios que impliquen una disminución de la capacidad de tener una erección.

Así dirás adiós a la disfunción eréctil

No hay un único tratamiento para acabar con la disfunción eréctil; por ello, lo primero que debes hacer es acudir al especialista, quien estudiará la causa que desencadena esa patología y dictará la solución más adecuada. Sin embargo, existen unas pautas generales que ayudan a paliar el problema, como realizar ejercicio, cuidar la dieta y evitar el tabaco y el alcohol. Si se toma alguna medicación, podría ser necesario cambiarla o ajustarla.

-La calidad de la erección puede mejorarse con fármacos que aumentan la vasodilatación. No provocan una erección directa; es necesario un estímulo sexual para que hagan efecto. También existen sustancias vasoactivas en forma de gel, así como inyectables.

-Los casos que no responden a estas medidas pueden tratarse con prótesis de pene, formadas por dos vástagos que se insertan en los cuerpos cavernosos. Las más sofisticadas utilizan una bomba de impulsión que provoca una erección artificial. 

Cómo prevenir la disfunción eréctil

En primer lugar, es importante llevar una vida sana. Asimismo, cuando aparezca alguna patología, debemos tratarla de forma adecuada y consultar con el médico los posibles efectos sobre la erección que pueden tener los medicamentos suministrados.

Por otra parte, debemos tener en cuenta que el estrés y las preocupaciones juegan a favor del temido “gatillazo”; en estos casos (y una vez consultado un urólogo para descartar causas fisiológicas), lo más recomendable es acudir a psicólogos especializados en sexología para que los episodios no se repitan.

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